Paciencia mineral
En Paciencia mineral de Néstor Mendoza late un corazón. Su agitado latir lo vamos oyendo en el recorrido feroz de lectura de este poemario, hincado en cada uno de los 31 poemas que bajo este lema agrupa, imantándolos con un epígrafe de Borges para encarnar cómo nos sirven de esclavos las cosas, las limas, los umbrales, los atlas y las copas. La paciencia alude aquí al viaje interior que realiza el poeta, con trayectos de muchas tensiones en su ardida búsqueda de unir partes desmembradas, ideas que pueden irse, trozos que aún duelen, jirones en desequilibrio, sombras al revés; o como lo afirma el autor: las partes, objetos, pedazos que puedan entrar más fácilmente en la desaparición.