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ISBN 978-980-18-5205-6

Paren el mundo que yo me bajo
Manual de supervivencia para alcanzar el paraíso

Autor:L.Aura
Colaboradores:
Luis Perozo Cervantes (Coordinador Editorial)
Luis Perozo Cervantes (Diseñador)
Editorial:Luis Ramón Perozo Cervantes, (Sultana del Lago Editores)
Materia:Ensayos argentinos
Clasificación:Alternativas humanistas y seculares a la religión
Público objetivo:General
Publicado:2024-10-16
Número de edición:3
Número de páginas:64
Tamaño:14x21cm.
Precio:Bs666
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

«¡Paren el mundo que yo me bajo!», dijo una vez este loco lindo que es Groucho Marx. Porque nombrar algo, en este caso «Basta», es el primer paso. Sin la palabra, no hay camino.
¿Nunca te ha pasado que miras a tu alrededor, contemplas al mundo y piensas: dónde me he metido?
¿Alguna vez te has sentido sapo de otro pozo? ¿Has considerado, acaso, que algo no encaja? ¿Nunca te has preguntado el porqué de esta cadena perpetua de malas noticias? Como si olieras un olor nauseabundo y no hallaras su procedencia. Te pones tenso. No sabes por qué. Intuyes algo que, aún, no comprendes. Eres sensible. Intentas que todo funcione, y sin embargo…
Si eres de los que insiste en ver lo invisible y escuchar lo inaudible, desenterrar lo otro: aquella sombra, para iluminar este, nuestro mundo, si no te conformas con lo precocinado, si lo ya masticado te sabe a insípido… si has comprendido que, muchas veces, caminar para otro lado implica dar aquel salto que te arroja al vacío, sigue leyendo porque este es tu manifiesto, el nuestro: el de los Patitos Feos que van de camino a Cisnes.
Me parece tan importante destacar este arquetipo: el del excluido. Un personaje delicioso, aunque tan vejado. La bibliografía que aparece rondando esta hermosa idea los describe como pusilánimes, inseguros, perdedores y hasta culpables. La misma historia nos muestra una y otra vez el destino que han padecido estas almas adelantadas y de ahí la diferencia, seguida de la discriminación, el maltrato y el abuso. Porque estas personalidades no se hacen las víctimas (el manipulador hace eso). Son realmente víctimas de sociedades que se uniforman, se aúnan para cercar a estas presas y hacen y deshacen (en su afán por sobrevivir), de la vida, una perversión; de la libertad, la cárcel y del amor, la guerra. Poniendo siempre como cebo al raro, al diferente, al ejemplo, la bondad, la sabiduría, la pureza: El Patito Feo.
Ha sucedido siempre. Desde que la humanidad es humanidad, incluso antes. Con Jesús, Sócrates, Galileo Galilei, las brujas quemadas en las hogueras… y tantos otros, conocidos y desconocidos, que caminaron este mundo padeciendo sus virtudes, tragando injusticias y calumnias, sufriendo el desprecio recibido, consecuencia del amor dado incondicionalmente. Porque aquí radica el problema: en este amor incondicional, algo peligroso que podría cambiar al mundo para siempre y de un portazo. ¿Te imaginas? ¿Amar libremente, sin pedir nada a cambio? Se desplomarían las envidias, los celos, las competencias, la avaricia, el odio, las jerarquías… Se caerían los pilares del sistema. Algo de lo más subversivo. ¡Sí!... Ser Pato Feo en sociedades perversas, a priori, parece ser un mal negocio, pero, como diría el maestro: “Los últimos serán los primeros”.

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