Reseña

Cuando Rafael Simón Jiménez me hizo la honrosa distinción de escribir el prólogo de su libro, lo primero que me vino a la mente fue cómo definir su estilo literario. La tarea, sin lugar a dudas, se me facilitó al comenzar a leer el manuscrito. Cuando el propio autor describe las características de su prosa de la siguiente manera: “la crónica como forma de narrar la historia”. Para de seguidas señalar: “...narrar la historia en forma sencilla, directa y personal, renunciando de antemano, a la rigurosidad académica y metodológica, y buscando más bien que el lector, su destinatario por excelencia, pueda sumergirse en el relato y disfrutarlo”.
Particularmente, ha sido todo un privilegio prologar su monografía Venezuela: historias conocidas y desconocidas, que lleva por subtítulo “Acontecimientos y personajes que marcaron el devenir venezolano desde la Independencia hasta nuestros días”, sin caer en la tentación de desmedidas formalidades y halagos exagerados. Sobre todo, porque nos une sincera y entrañable amistad. Espero haber cumplido, al menos parcialmente, con semejante y noble compromiso. Rafael Simón Jiménez tiene una dilatada trayectoria en su papel de narrador de importantes eventos de nuestro dificultoso devenir histórico, abarcando desde la heroica gesta independentista hasta nuestros días.
De Rafael Simón Jiménez, a quien tengo la distinción de conocer desde hace muchos años, podría decir, sin temor a equivocarme, que representa una rara avis en la política venezolana, por cuanto ha logrado conjugar, armoniosamente, su innegable vocación política, académica, además de ser un acucioso investigador de nuestra historia.
En este ensayo, el cronista recoge y narra, mediante una agradable prosa de fácil lectura, comprensión y agradable estilo, singulares acontecimientos históricos y las actuaciones o conductas de ciertos protagonistas, algunos de ellos muy conocidos, otros medianamente, sin descartar los olvidados, cuando no ignorados. Con el interesante estilo que caracteriza su pluma.
Ahora bien, como lo indica el título del libro contiene testimonios de variada índole, episodios y personajes que marcaron buena parte del devenir venezolano desde la Independencia hasta nuestros días. Hilvanados, de manera amena, con la claridad que da su sencilles y contenido. Esto permite mantener la atención del lector, aun cuando parecieren o fueren presentadas, algunos de ellos, como compartimientos estancos. Lo que nos hace recordar lo señalado, a este respecto, el profesor Elías Pino Iturrieta: “La historia no se repite, pero los hábitos del pasado tienen vocación de permanencia”.
El ensayista plantea, intencionalmente, la contradicción que ha sido una constante entre la dominación militarista y el civilismo, convertida una suerte de proceso dialéctico inconcluso vigente hasta nuestros días. Y, en este sentido, siempre se ha hecho uso profano y desmedido de la figura egregia de nuestro Libertador para justificar las ambiciones de cuanto militar llegado al gobierno. En consecuencia, habría que resaltar el caudillismo decimonónico, nunca sepultado y a cuantos camaleones, trepadores y matarifes asaltantes del poder. Rafael Simón Jiménez, quizás haciendo el intento de mirar hacia la línea inalcanzable del horizonte, nos lleva por este apasionante recorrido histórico de manera que, una vez iniciada su lectura, será difícil desentenderse de ella, así sea por pocos momentos.
En estas cuartillas encontramos que nuestro acontecer nacional ha estado marcado por tensiones, encrucijadas e intrigas, que han pavimentado un camino culebrero, entrecortado por múltiples eventos y tiempos de inestabilidad, que han sido la impronta de cada época.

Jiménez nos muestra en su mejor faceta narrativa, su inquietud intelectual e historiográfica, producto de una enjundiosa investigación y de un consistente estudio descrito en los capítulos de este libro. Así mismo, nos obsequia momentos para sustraernos de la agobiante cotidianidad al sumergirnos en su agradable e interesante prosa, moviéndose desde los hechos y personajes de mayor alcance hasta las refrescantes, pero no menos importantes, anécdotas. Su narrativa nos conduce a recorrer nuestro pasado y presente, sin perder la perspectiva de este tránsito al escoger con pinzas los hechos y personajes en cuestión. Ya hemos dicho que aparecen protagonistas cuasi olvidados, en armonía con otros más relevantes, dando cuenta en sus páginas de muchas cosas que desconocíamos o habían pasado a ser parte de un marginado acervo histórico. El escritor sabe cómo articular sucesos que, en apariencia, parecieren inconexos, pero que nos permiten una aproximación al devenir histórico venezolano y sus causas.

La contribución de esta monografía es de suma importancia para la historiografía vernácula. Un aporte, por demás de indudable contenido, para el mejor conocimiento de algunos hechos de nuestro pasado. Rafael Simón Jiménez nos lleva a la conclusión, o por lo menos a mí, que en Venezuela, citando a François Mitterrand, en su libro Aquí y a hora “... muchos creen en el mismo Dios, pero no en la misma Iglesia. Nadie se libra de sus actos, así como así, solo con sacudir los hombros...¨
En lo particular, ha sido una gran distinción prologar este libro. Sin caer en la tentación de las generalizaciones y formalidades para cumplir un compromiso. Insisto que el lector de este ensayo, sin aprehensiones de ningún tipo, al adentrarse en sus líneas, entenderá que está escrito con ingeniosas salpicaduras de referencias históricas y con la fina e ingeniosa pluma que caracteriza a su autor. Una sutil forma de facilitar la comprensión del, a veces, mostrenco pasado y de los innumerables antagonismos que caracterizan nuestra historia.