Alejandra Pizarnik y el encantamiento poético por la muerte
La poetisa Alejandra Pizarnik tuvo una intensa vida literaria en Argentina, lugar de nacimiento y patria indiscutible, y también en París donde vivió por algunos años. A pesar de su muerte precoz en 1972, dejó una obra de gran complejidad que es hoy objeto de infinitos estudios académicos.
Cristina Piña, quien hizo la primera biografía sobre la vida de Alejandra Pizarnik, la representa desde la tradición de poetas que, como Nerval, Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont, Artaud y otros, concibieron la poesía como un acto trascendente y absoluto que implicaba una verdadera ética. Su vida se configuró según el conjunto de rasgos tradicionalmente atribuidos al mito del poeta maldito. Este mito culmina con su muerte, haciendo de su vida la materialización de su poética y convirtiéndose en el personaje de su absoluto verbal.