Cenizas de espera
El tejido de las aguas, el tejido de los vientos y el fuego en sagrada trinidad y en el centro, esta espera apasionada que se consume hasta convertirse en polvo, en ceniza: Ceniza de espera.
Pero aquí, la ceniza no es el símbolo de la muerte, ni de la disolución de las formas y su retorno a lo cifrado invisible. Tampoco se nos habla del simple polvo o de lo muy quemado por el fuego.
Se trata de la sacralización de lo muy puro, de lo que queda sobre el suelo sagrado y bendecido, después de la vívida disolución de los cuatro elementos, crisol en donde la poeta quebrando trozos de madera será de nuevo Isla, despojándose de todo para darnos su última ofrenda, desposada con el viento, sobre la orilla: su huella como una reliquia de arena.