La flor, el barco y el alma
La poeta en cambio, no necesita explicar el mundo; ella lo ama, y lo ama en su integridad. Por eso, nos lo ha devuelto reunificado como un todo, en su pureza; intacto. Ya no hay "este mundo " ni el de "más allá". Y nuestra percepción dimensional se ha precipitado en la amplitud absoluta de un "espacio-tiempo", que al ser "espacio-tiempo" de la flor, ya no es ni tiempo ni espacio, pues ¿ Dónde están los espacios / si ella carece de las hebras / para engarzar los horizontes / y llenar la página blanca / sin cesar en nuestra vida más íntima? / ¿ Dónde se halla el tiempo / si desconoce los vendavales / e ignora totalmente la muerte ?