Viajes en la noche
En el caso de este libro-viaje, (además del proceso estético-literario que se constituye), es este sentir, esta búsqueda (y el encuentro), lo que nos conmueve profundamente. Ya desde el epígrafe de Cormac McCarthy: Voy a morir…dime tú como debo hacerlo, y a través de las doce estaciones de tránsito unidas a la referencia de las estaciones de la luz, nos encontramos de manera rigurosa con el ritual que se deriva de este reconocimiento, de esta verdad que se manifiesta con la cercanía de la muerte y todo lo que ella implica si ese encuentro nos lleva a entender el ciclo total vida-muerte-resurrección. La enfermedad, el dolor, la morfina, la fiebre, el miedo, el sueño, la madrugada, la nada, el anhelo del retorno a la casa, la estación final, el invierno, el otoño, la última dignidad, la caída de las hojas, el encuentro, el último baile, el después y finalmente la salida, nos establecen con una secuencia pasmosa y plena de esa otra lucidez del inconsciente –además de una profunda valentía-, la crónica espiritual de ese viaje único, irrepetible e ineludible.