Reseña

Este libro reúne un conjunto de autoetnografías escritas por docentes que, desde la introspección y la narración de sus propias experiencias, abren un espacio de reflexión profunda sobre el sentido de ser maestro en contextos cambiantes y desafiantes. A través de sus relatos, los autores construyen puentes entre la vida personal y la práctica profesional, mostrando cómo las biografías, los afectos, las luchas cotidianas y los contextos socioculturales configuran modos singulares de enseñar y aprender.

La obra se inscribe en la tradición de la investigación narrativa y la autoetnografía crítica, proponiendo una mirada donde el aula y la experiencia educativa se entienden como escenarios de significación, resistencia y transformación. Cada capítulo nos invita a repensar la docencia no solo como oficio, sino como una práctica situada, ética y emocionalmente comprometida con los otros.

En su conjunto, el libro se convierte en un testimonio colectivo de identidad y agencia docente, que desafía las visiones tecnocráticas de la educación y reivindica el valor del relato como forma de conocimiento. Leer estas autoetnografías es adentrarse en la textura humana del trabajo pedagógico, donde se cruzan la memoria, la vocación, la incertidumbre y la esperanza.