La mala partida de Javier José Castellano
Una remota anécdota de hace 30 años que cambió el curso de la historia hípica mundial
Yo había terminado la edición del libro “El foete de oro”, la biografía de Douglas Vásquez, cuando en la bitácora de vuelo surgió Franklin Aperos diciéndome que tenía una historia que también valía oro, pero que nadie había querido aceptársela. Pero que era una historia trascendental en el transcurrir de la historia de la hípica mundial. Me sentí la mamá de John Kennedy Toole, quien después de muerto su hijo inició una cruzada para que publicaran el manuscrito de una sensacional novela que su hijo había dejado inédita que casi todas las editoriales.
Hasta que –tal como Franklin ante mí- se plantó ante un editor y le exigió que la publicara. El gerente atinó a preguntarle por qué. Y ella contestó: “Porque es muy buena”. Empezó a hojearla con toda predisposición hacia la señora y la novela, hasta que página por página fue devorado por una novela que forma parte de las obras maestras de la literatura mundial.
Como la bibliografía hípica es escasa –de hecho, la biografía de Douglas Vásquez fue boicoteada de todas las maneras por el elemental hecho de contar verdades-, este mínima historia que nos regala Franklin constituye un capítulo azarístico, es cierto, pero tiene el valor agregado de que su autor no solo lo cuenta, sino que fue protagonista del hecho crucial que convirtió al astro Javier Castellano en jinete oficial.
Después de aquella mañana en que Castellano tuvo una partida terrible que lo inhabilitaba para graduarse como jinete, la historia de los Eclipse Award fue otra. Aquí Franklin lo cuenta en detalles.
“Cuando en el mundo (hípico) aparece un verdadero genio, puede reconocérsele por este signo: todos los genios (hípicos9 conjuran contra él”