Acta de ciudadanía poética: Maracaibo y su Festival
Memorias del Festival de Poesía de Maracaibo
La historia de un festival es siempre la historia de una ciudad que se piensa a sí misma. El Festival de Poesía de Maracaibo, instaurado en 2012 y celebrado ininterrumpidamente cada mes de septiembre, no nació como un evento más en la agenda cultural, sino como un acto fundacional de ciudadanía poética. En él se cruzan el calendario civil de la urbe —el aniversario de su fundación— con la práctica ancestral y moderna de la palabra, creando un ritual cívico que no pertenece a las instituciones del poder sino a la comunidad de lectores y escritores que se autoconvocan en asamblea.
Como todo fenómeno histórico, el Festival responde a un tiempo y a unas urgencias. Maracaibo, sometida durante el cambio de siglo a profundas transformaciones sociales, políticas y económicas, necesitaba espacios donde repensar su identidad, renovar su sensibilidad urbana y tejer memoria desde la imaginación. Fue en este contexto donde el Movimiento Poético de Maracaibo, bajo el liderazgo del poeta y editor Luis Perozo Cervantes, propuso la palabra como política cultural: no como ornamento, sino como fuerza de refundación. La idea era clara: si la ciudad quería sobrevivir a la crisis de sus instituciones materiales, debía reinventar sus instituciones simbólicas, y la poesía, en tanto lenguaje de lo colectivo, era el instrumento idóneo.
El Festival, en consecuencia, no se limita a reunir poetas para leer versos; ha funcionado como un laboratorio de ciudadanía. Allí se cruzan generaciones, disciplinas y territorios: la música acompaña la lectura, los jóvenes disputan el escenario en los slam, los talleres convierten la escritura en pedagogía pública, los homenajes edifican canon y las editoriales —nacidas muchas veces en el seno del mismo movimiento— archivan y multiplican lo dicho. Cada edición es, al mismo tiempo, una celebración y un archivo, un momento efímero de encuentro y un dispositivo de memoria que se fija en libros, revistas, antologías, fotografías y grabaciones.
Desde el punto de vista histórico, el Festival de Poesía de Maracaibo debe entenderse como un proceso de largo aliento:
• Sus primeros años (2012–2014) fueron de definición y siembra, cuando la idea de celebrar la ciudad con poesía se instituyó como tradición.
• El período de madurez temprana (2015–2018) consolidó al Festival como red de talleres, ferias, librerías y colectivos, incorporando formatos experimentales y nuevas generaciones.
• La etapa contemporánea (2019–2025) lo mostró como proyecto híbrido, capaz de dialogar con la virtualidad y, a la vez, de erigir un canon propio al homenajear a figuras esenciales de la poesía venezolana y zuliana.
No es exagerado afirmar que el Festival ha operado como un agente histórico en sí mismo. Ha transformado la manera en que Maracaibo se celebra, ha tejido vínculos con ciudades y países vecinos, y ha inscrito en la memoria local la convicción de que la poesía no es un lujo, sino una forma de organización cultural y de resistencia ciudadana. Al estudiar sus once ediciones —desde la inaugural hasta la dedicada a José Ángel Fernández Wuliana en 2025— nos enfrentamos a una cronología que revela no solo los cambios en la programación o en las sedes, sino la evolución de una filosofía colectiva: la certeza de que la palabra compartida funda comunidad.
Este libro, por lo tanto, no es un simple recuento de actos, nombres y fechas. Se trata de una historia cultural que busca interpretar el Festival como fenómeno social, artístico y político; como un espejo donde Maracaibo ha mirado su herida y su esperanza. Aquí se analizan los capítulos cardinales de su trayectoria, se recuperan las voces de sus protagonistas y se plantea una reflexión sobre el papel de la poesía como instrumento de refundación simbólica en la ciudad contemporánea.